jueves, 10 de septiembre de 2015

Anat

Anat Robledo Hernández Viernes 04 de Septiembre del 2015
Problemas contemporáneos globales

Cuando el cuerpo se vuelve comercio.

Trade es una historia que en lo personal se me hizo muy cruda. La traducción del nombre de la película en castellano es: Crimen sin perdón, lo cuál al momento de escucharlo me hizo pensar que se trataba de una historia como todas las demás, que no iba a generar emociones en mi.
La mayoría de los directores cinematográficos tienen una fascinación extrema por la frontera entre México y Estados Unidos. Casi todas las películas hablan de lo mismo, tráfico de drogas, inmigración, llegar a la vida de en sueño que todo mexicano desea, es muy visible como se plasma en las películas la vida perfecta en Estados Unidos y el infierno en México.

La película se trata de un adolescente mexicano que es testigo de la captura de su hermana menor por parte de unos traficantes de personas para prostituirla y después subastarla por internet.

Creemos que ciertas cuestiones, como el tráfico de personas no existen en esta vida, que todo es ficción, parte de una película, que los medios de comunicación nos miente.
De igual forma creemos que nos hablan de una realidad que simplemente no puede ser real. Pero la verdad que es un problema que si es real y es muy interesante y cruel pensar como estas personas pueden llevar acabo semejante acto.

Es muy crudo el hecho de pensar como un ser humano es visto como una gran maquinaria, como puede ser instrumento para satisfacer la necesidad de otro ser humano. ¿Dónde quedo la sensibilidad del otro?
Todos estos chicos y chicas son mercancía, en las que se venden y se compran, se usan y al mismo tiempo se descartan, se les obliga a producir cantidades de dinero del que simplemente no son participes.
Pero si nos ponemos a pensar quienes sostienen y alimentan este crimen tan atroz, la respuesta es la misma de siempre...funcionarios, políticos, traficantes.

Estamos hablando de una realidad humana que quizá existe a la vuelta de la esquina, o enfrente de nuestra casa.
Es necesario darnos cuenta que este problema no es ficción, que es una realidad que merece que la reconozcamos y levantemos la voz.

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