David

Globalizándome

Por: David Alor Enciso.

Quien iba a pensar que repentinamente a la humanidad se le iba a ocurrir dar un giro de ciento ochenta grados. Desde aquellos primeros movimientos a favor de los derechos humanos, como la revolución francesa, que se extendieron por todo el mundo, propiciando el desarrollo de nuevas formas de gobierno y modelos sociales aparentemente más equitativos, hasta la revolución industrial y posteriormente la invención de la internet, el microchip, y en general las tecnologías de la información y comunicación.
Todo para llevar a un pequeño río, que después se volvió mediano, que finalmente desembocó en el mar; un solo sistema interconectado de muchas maneras antes inimaginables, básicamente: la globalización.
Qué bonito era escuchar en las clases de la escuela secundaria a cerca de este positivo concepto para la humanidad; es decir, como es que todos conocemos de todos y de todo.
La globalización para los chicos de mi generación era un concepto sobre el que te podías montar y viajar a cualquier parte del mundo, comunicarte con cualquier conocido o desconocido, acceder a casi toda la información que desees, etc.
Pero con esta globalización no sólo llegaron grandes herramientas de progreso humano, llegó un ejercicio de potenciación de la esencia del hombre. Si antes de la globalización ya existían tantas perversiones sexuales, ahora con el internet, estas comienzan a volverse de mas fácil acceso, más variadas y más creativas.
Nos plantamos ante dos posturas: ¿regular el internet o no regularlo?
Si se regula, ¿dónde queda el internet libre? Si no se regula, ¿qué pasa con el mercado de armas, pornografía, órganos, personas, drogas, etc.?
La globalización no has traído una nueva forma de relacionarnos con el mundo e incluso con el universo. Una nueva manera de hacer mejor las cosas, cualquier tipo de cosa.
El problema de nuestra sociedad actual tan globalizada, no es la globalización en sí misma. Es que todas nuestras características negativas como humanos, no desaparecen de ninguna manera más que trabajando con nosotros mismos, probablemente ningún factor externo nos ayudará a reconstruir nuestros renglones torcidos, si cada persona no tiene el mínimo deseo de que tales renglones le sean corregidos.
En fin la globalización, también nos está dando la oportunidad oportunidad que de la nueva espiritualidad, la trascendencia como seres humanos, pueda llegar a todo el mundo: la conciencia ambiental, la conciencia sobre la violencia familiar, escolar, laboral; el realce de los valores éticos universales, el activismo, y algo que considero tan de la globalización: los nuevos ciudadanos del mundo.
Si vivimos en país, pero pronto no seremos más solamente países, seremos una gran comunidad mundial totalmente unida como lo podría estar un pequeño pueblo, una "aldea global", como decía Marshall McLuhan.
Bienvenidos a la globalización, la oportunidad de ya no ser mexicanos o gringos o europeos o chinos y asiáticos, la oportunidad de ser Seres Humanos, como todos los Seres Humanos, en cualquier parte del mundo o el universo.